Lamentablemente en el país en vez de avanzar, vamos hacia atrás como
el cangrejo. Día a día la crisis económica, social, política,
institucional y de valores se agudiza.
Es impresionante observar como,
por ejemplo, en nuestra cotidianidad estamos expuestos a la corrupción,
hoy, en esta revolución de las colas, que por cierto, hasta hace poco
creíamos que nunca llegaríamos a la situación de Cuba, los que se
aprovechan de la situación cobran por el cupo, por cuidar las bolsas,
además de revender los productos muy por encima del precio regulado. ¡Es
tal la crisis de valores que hasta acaparan medicamentos para luego
venderlos con hasta un 500 por ciento de sobreprecio!
Es alarmante lo que está pasando con un considerable número de
venezolanos que se han dedicado a sacar provecho de la situación de
escasez que padecemos. Pero el problema no se circunscribe a estos
"nuevos oficios”, es impactante observar como se ha perdido el respeto,
eso que le enseñan a uno desde niño: respetar para que te respeten.
La
falta de respeto y consideración se ve en todos los órdenes, ya los
jóvenes no respetan a las personas mayores, a sus profesores, a la
autoridad. En estos días presencié un altercado entre funcionarios
policiales y un grupo de liceístas que de acuerdo a lo que informaron
estaban perturbando el orden público. Los funcionarios trataron de
exhortarles respetuosamente a que desistieran de su actitud, la
respuesta de los muchachos fue insultarlos y amenazarlos con llamar a
unos malandros para que arremetieran contra ellos. Sin palabras, es así.
Aunque usted no lo crea, muchachos de apenas 12 a 14 años, llegan hasta
amenazar a los policías.
¿Qué valores se les están inculcando a estos muchachos en sus hogares,
colegios y liceos?
En muchas oportunidades he conversado con profesores
que han optado por retirarse de la docencia, cansados de recibir
amenazas, de ser chantajeados con la LOPNA, de no recibir el respaldo de
los padres para intentar orientar a los estudiantes, enseñarles no solo
lo académico sino también los verdaderos valores de la vida. La
violencia en los colegios ya no es de vez en cuando, sino que se ha
convertido en una constante, son numerosos los sucesos desagradables que
se registran en las aulas.
Esta situación debe conducirnos a continuar alertando acerca de la
pérdida de valores, una sociedad tan deteriorada no puede salir de la
crisis si no rescata los principios de la vida, de la honestidad, del
trabajo. Los padres deben esmerarse en educar a sus hijos, de cuidarles y
formarles para que sean mujeres y hombres de bien.
Si abandonamos la
educación de los niños, ellos que en un futuro serán los que conduzcan
al país, van a prolongar y quizá hasta agudizar la debacle que en todos
los órdenes sufre Venezuela.