Los regímenes comunistas en el mundo llevan a sus
pueblos al “bachaqueo”, producto del sometimiento y controles
destructores de la economía.
El bachaqueo es hijo legítimo y directo de la perversión de los
regímenes rojos. El bachaco mayor es rojo, y rojos son los bachacos
grandes del cogollo.
Los bachaquitos del menudeo son de diferentes
colores, así como las víctimas tenemos la policromía del pueblo.
Pretender echar la culpa del desabastecimiento y la especulación a los
bachaquitos, y responsabilizarlos del bachaqueo es otra maniobra del
nefasto y corrupto régimen decadente de Nicolás y su combo.
El bachaco u hormiga culona traslada alimentos de un
lado a otro, haciéndolo de manera decidida y rápida. La similitud de lo
que ocurre con los que trasladan alimentos subsidiados para
aprovecharse de los recursos del Estado en beneficio personal,
convirtiéndose en especuladores, es lo que lleva a llamarlos bachacos o
bachaqueros.
Los verdaderos bachaqueros se encuentran en el
rango de ministro y otros altos funcionarios del gobierno, hasta sus
aliados boliburgueses que desvían cargamentos completos de alimentos o
productos subsidiados, bien para pasarlos a Colombia sin que los
guardias nacionales vean u oigan, o bien para colocarlos en el mercado
interno del país, a través de los bachaquitos, obteniendo enormes
ganancias en detrimento del pueblo. Es a esos vagabundos a quienes hay
que perseguir y sancionar, a ministros, altos enchufados y oficiales de
la Fuerza Armada, particularmente de la Guardia Nacional, a jefes
policiales y a boliburgueses. Hacia ellos no mira la justicia
venezolana, por ahora, a ellos se dirigirá el peso del Estado en cuanto
recuperemos el Estado de Derecho y Venezuela transite el sendero del
progreso.
También existe el bachaqueo pequeño. El bachaco que
hace colas de largas horas es apenas una pieza diminuta de un amplio
sistema, en el cual bachaqueros de mayor dimensión suministran dinero a
los bachaquitos para que adquieran los productos, y ellos mismos suelen
recomprarlos para montarlos en el camino oscuro de la ilegal venta de
bienes regulados a precio especulativo.
Lo primero con que tropezaba un visitante o turista en país comunista
era el cambio negro de dinero, donde el extranjero obtenía cualquier
cantidad de unidades de la moneda local por unos pocos dólares; o donde
pedían comprarte la ropa, zapatos y prendas que pudieras llevar encima,
siguiéndote hasta el hotel para quedarse con tu vestimenta pagada,
preferentemente, en moneda local. Igualmente te compraban perfumes,
relojes, zapatos, correas o todo lo que un turista suele llevar en su
maleta, e incluso la propia maleta. ¿Causa de tal desgracia?: la
política económica comunista y los controles absurdos a los productores y
comerciantes, es eso lo que genera escasez, inflación y oscuros
mercados paralelos.
Hoy en Venezuela estamos viviendo lo que otros
países sometidos a un socialismo irracional tuvieron, han tenido o
tienen que padecer. ¿La salida?: sacudirnos esta pesadilla y pasar la
página, tomar las medidas racionales que las propias normas de la
economía aconsejan.
Con estupor hemos conocido que en medio de la actual
desocupación de los venezolanos y del creciente desempleo, hay un
oficio que se incrementa a gran velocidad, el de bachaquero, siendo el
bachaqueo la actividad económica más floreciente en el país, la cual
crece al margen de la ley y con la protección del gobierno, en beneficio
de boliburgueses y altos funcionarios que se enriquecen groseramente
con el hambre del pueblo, con los alimentos de los venezolanos y los
remedios que deberían protegernos.
"El bachaco es rojo".