19.8.14

Tengo 20.000 correos sin leer

Es síndrome de Diógenes y el trastorno de acumulación compulsiva son dos patologías que se caracterizan por querer guardarlo todo. En el mundo digital, también sucede: largas listas de correos, carpetas llenas de canciones o un disco duro saturado de vídeos son algunos de los síntomas. ¿Te suena?

En algún momento, todos hemos tenido que buscar por tierra, mar y aire para encontrar el cargador del móvil que recordábamos haber dejado en el cajón del escritorio, las gafas que habíamos colocado en la mesa del salón o las llaves que pensábamos que estaban en el bolso.
En lo que respecta al correo eletrónico, ocurre algo parecido. Muchos también nos hemos vuelto locos tratando de localizar aquel email que nos mandó en su día la aerolínea con los billetes para las vacaciones o los amenazantes correos con las facturas de la luz y el teléfono.
Todo sería más fácil si fuéramos capaces de organizar los mensajes ya leídos: borrar los innecesarios y mantener aquellos que resultan de especial importancia (a ser posible, etiquetados). Para algunos, ordenar y acumular correos puede suponer un problema. Hablamos del trastorno de acumulación compulsiva y del síndrome de Diógenes, ambos en su versión digital.
Nuestro correo no convive con la basura y el polvo, y lleva bastante tiempo ocupar todo el espacio disponible de forma gratuita. Sin embargo, la incapacidad de borrar un mensaje antiguo y la obsesión por tenerlos ordenados nos pueden llevar a padecer estas psicopatologías.

 “Aunque todavía no está reconocido como una psicopatología, se trataría de un tipo especial de síndrome de Diógenes, propiciado por la extensión de las nuevas tecnologías en las tareas diarias” Y en cuanto al trastorno de acumulación compulsiva, “los objetos de acumulación no son físicos, luego no ocuparían la vivienda de la persona, sino más bien el disco duro, las bandejas de email o su cuenta en la nube”.

  “Lo que se valora es la conducta en general, no sólo si almacena emails, sino si no puede borrar ningún correo recibido o si no puede discriminar entre qué información es útil y cuál no. Películas, artículos, PDF, fotos, etc.”

 No todo el mundo que almacena cantidades ingentes de correos tiene este tipo de problemas. Según los expertos, la ansiedad juega un papel importante. Si en las versiones offline de dichas patologías las personas suelen presentar signos de demencia – en el caso del síndrome de Diógenes - o una conducta ansiosa u obsesiva, resulta más probable que se dé también en el online.
Aún así, “no hay todavía estudios de casos suficientes para comparar y marcar similitudes y diferencias. El problema aquí es ver si hay o no algún sistema para encontrar la información o si la persona controla mínimamente qué material tiene en su PC”, señala Ferrari.
“Una persona que acumula en la vida real tendería también a hacerlo en la vida digital, y no viceversa, pero es sólo una hipótesis”.

 “Todos solemos guardar las fotos de viajes, los vídeos más graciosos o la música más escuchada, pero en el comportamiento patológico del trastorno de acumulación compulsiva digital se guarda todo, eso sí, ordenado y clasificado” 

 En cuanto al síndrome de Diógenes, que conlleva que los pacientes – en general, ancianos -, vivan en condiciones pésimas de higiene, “no parece que en el mundo digital se pueda producir ese deterioro nocivo, aunque sí puede darse el caso de que la persona sature el servidor o el disco duro de su empresa si sufre este síndrome”.
En estos casos, el tratamiento se basa, simplemente, en que las personas aprendan a manejar las herramientas digitales, en concreto el correo.
“Si todos los destacamos, al final no nos servirá para saber qué es importante y qué no. Igualmente, si no abrimos los emails y estos se acumulan, perderemos la utilidad de la herramienta, porque no nos servirá para lo que está diseñado: servir de vía de comunicación”.
20.530, 433, 103.456 emails... Más alta o más baja la cifra de correos sin leer, tampoco hay que preocuparse demasiado.