29.10.14

No obligamos a comprar...



"CADA QUIEN TIENE SU PRECIO" 

El buhonero se ubican en un pequeño espacio frente al Instituto Nacional de Nutrición a ofrecer productos que no se encuentran con facilidad en los negocios. En este momento poseen pañales, jabón de tocador, champú, detergente para lavar e incluso jugos de botellita. 

Este vecino no está de acuerdo con la decisión gubernamental porque considera que de haber más producción no escasearían los productos. "Aquí cada quien pone su precio, uno ve los precios que tiene el de al lado y de repente baja un poco, para ganar más, pero por lo general aumentamos a los productos entre 20 y 30 bolívares". 

Señala que este incremento de los precios se debe a las horas de cola que hacen para poder comprar los productos regulados y luego revender. "Nosotros no obligamos a nadie a comprar, la gente compra porque no consigue las cosas y nosotros las tenemos". 

Denuncia que funcionarios policiales les piden dinero para no quitarles la mercancía, pero reconoció que hasta el momento no han sufrido atropellos por los efectivos de seguridad. 

CAMBIO DE RAMO 

Ella expende elementos para uso personal como desodorantes, afeitadoras, jabón de baño y acetona. Debido a las circunstancias decidió cambiar de ramo y dedicarse para la época decembrina a vender ropa. "Yo no tengo trabajo formal ni tampoco pensión, yo voy a vender lo que me queda y compraré ropa para diciembre, porque no voy a exponerme a que me quiten la mercancía", cuenta. Asegura que hasta el 1 de noviembre tienen oportunidad para mercadear estos productos. 

Durante la entrevista, una consumidora se acercó a comprar un frasco de acetona que lo ofrece en Bs100, mientras que las afeitadoras cuestan Bs 50 y los jabones de baño Bs 20. 

DESDE LA CUARTA REPÚBLICA
 
El tiene 72 años de edad y relata que desde la "cuarta república" trabaja como vendedor informal. "No tengo pensión y en la misión Amor Mayor he hecho la gestión varias veces y no me ha salido". 

Vive en las cercanías de la avenida Baralt y se dedica a vender alimentos no perecederos como atún, sardinas, sopas de sobre, sal, café, compotas, aceite comestible, leche en polvo e incluso papel aluminio. 

Asegura que no especula y que los clientes pueden obtener los productos a veces hasta más baratos que en los establecimientos. "Esto va a cambiar cuando el Gobierno dé al empresario los recursos para producir la materia prima para hacer los productos", señala. Indica que los buhoneros le suben los costos a los productos por las largas colas que hacen para comprar la mercancía. "Hoy la gente es más pobre y hay mucha gente trabajando en la economía informal. por eso no estoy de acuerdo con la decisión del gobierno". 

MÁS DELINCUENCIA 

Un buhonero que no quiso identificarse comentó que esta medida del gobierno nacional no va a frenar la venta de productos regulados por parte de los vendedores ambulantes. "Si quitan a todos los buhoneros habrá más delincuencia", exclamó tajantemente al señalar que este comercio lo mantiene una mafia en la que tienen participación "hombres de cuello blanco"

"Nosotros somos los pobres que subsistimos con esto, yo tengo hijos y tengo que mantenerlos". Este hombre aseguró que paga para poder vender en la avenida Baralt todos los días y de esta manera evitar que la policía le decomise sus productos, entre ellos pañales y toallas húmedas para bebés, los cuales mostraba con cautela. 

Una de las estrategias que emplean los vendedores informales para evitar que la policía les quite la mercancía es mantenerla guardada en bolsas plásticas negras. Así, si deben correr, se hacen pasar por simples compradores.