15.7.16

Los espermatozoides

Jorgito, fue uno de los espermatozoides, que en vez de ser un compatriota cooperante en el ambiente en los que el esperma de múltiples machos compiten intravaginalmente por lograr la fertilización del ovulo, más bien produjo una lucha entre sí como una forma de reducir las posibilidades de que otros espermas lo alcanzaran antes que él. Desde ese momento quería resaltar como un exitoso, demostrar súper poderes, pasando por encima de los demás. Atropellando y vituperando. Produciendo un embarazo de altos riesgos y de muchos cuidados intensivos, con peligro de pre eclampsia. Sus más allegados, alegan, que a él no lo parieron; sino lo excretaron.
        Durante su infancia, su comportamiento fue difícil. No confiaba ni siquiera en las viejitas. Al principio era agradable; pero luego se hacía rancio y complicado de manejar. De pocos amigos; yo como que era el único. Y de escasos compañeritos de escuela. Era tan mal encarado y egoísta que hasta sus amigos imaginarios se negaban a jugar con él por su elevadísimo ego, arrogancia y petulancia, rayando en el narcisismo. Así como también por las actividades extraña de juegos y los disfraces ocasionales que le gustaba usar. El de Hannibal Lecter, el preso de la película el Silencio de los Inocentes; era su disfraz preferido, y el más recordado y relevante; el de Joseph Goebbels, el ministro de Hitler, responsable de la propaganda del régimen nazi, el que decía; que había que repetir mil veces una mentira para que se convierta en verdad, así como el de las gemelas Grady y el del Cisne negro; estos me parecían rarísimos y me hacían levantar sospecha acerca de su hombría.
        Con el tiempo, hecho hombre ya, además de convertirse en un excelente profesional, pareciéndole no estar conforme con lo logrado hasta entonces, incursiona en el mundo de la política, convirtiéndose en un Yuppie de la política, pareciéndose más bien a un corredor de bolsas; no las del CLAP (Comité Local de Almacenamiento y Producción); sino la de valores; por sus vertiginosos ascensos, por escalar tan rápidos en puestos políticos, que reconocidas personalidades, con larga trayectoria en este mundo, tardan años en lograrlos; no lo digo por celos, sino por su rápido cambios de estilos de vida, por sus gustos caros y su vestimenta de taller, por sus prendas y joyerías relucientes. Con cuentas en dólares; de más de seis dígitos. Las malas lenguas; como siempre, apareciendo sin haberlas invitados, refieren que esto lo alcanzó sentado en oficinas con aire acondicionado realizando larguísimas genuflexiones. Mi amigo Jorgito, reflejaba una necesidad narcisista por ser admirado. Le gustaba sentirse superior, y que tenía el poder y el control para envainar a los demás impunemente. Se comenzó a sentir Superman.
        Nuestra amistad desde los años de infancia, se vio afectada y distanciada debido a sus espumosos ascensos. Marcando un distanciamiento aun mayor por no comulgar la misma ideología. Lo veo, ahora, por TV, con ademanes, gestos y más señales que un coats de tercera base, con ojos enrojecidos, desorbitados, dando alaridos de incomprendido, demostrando ansiedad y desesperación; algunas veces con su boca reseca; otras escupiendo borbotones de saliva, mientras que en otras oportunidades se la tragaba, dando muestra de culillo; lo cual es normal, ya que el miedo es libre; ante la eventual pérdida del poder. Del cual estoy muy seguro que así va a suceder, sintiendo pena ajena, y aun lastima por él.
        Una vez le dije, en su oportunidad, que yo no era Socialista, sino que por mi condición de ser docente y apreciar directamente las necesidades de la gente me hacían tener una visión profunda, real, en directo de lo social. Porque este Socialismo se manejaba a la inversa; por las variadas muestras de arrogancia, prepotencia y derroche de lujos que ostentaban, en donde se observa que el pan es para pocos y el hambre para muchos.
        Cualquier parecido con alguien o algunos  de la realidad cotidiana, es pura coincidencia.