20.1.11

Así somos y así seguimos.

Definitivamente es necesario admitir que el problema Latinoamerica en general y de los venezolanos en particular es de actitud y esta está determinada por un sistema de valores, no hemos aprendido a responder de forma positiva a nuestros retos o circunstancias que se nos hagan presentes.

Nuestro comportamiento en general nos hace aparecer; no como ciudadanos, sino como simple habitantes de la ciudad. Vemos y sentimos en blanco y negro, y en cualquiera de los colores al que somos afines nos convertimos en su incondicional adlátere, con razón o sin ella debemos defender la causa lo cual nos convierte en cómplices y al final formamos parte de la consecuencia.

Mientras sigamos creyendo que solo lo mío es lo bueno y que lo que no sirve esta en el otro lado seguiremos como el chiste de los dos asnos que le pusieron dos manojos de heno en dos lugares distantes y estaban amarrados entre si; los muy latinos, (perdón los asnos) comenzaron a tirar cada uno hacia lugares opuesto y como la cuerda era corta no les hacia posible llegar al heno y por supuesto les era imposible comer.

Las personas que escriben noticia, reflexiones, comentarios o algo sobre todo en el campo político recibe loas y felicitaciones si se menciona positivamente al sector del que ese lector es afín; los otros llenan al que escribió el tema, de los más vulgares epítetos. Claro la gran mayoría como también forman parte de esos dos colores (blanco-negro) escribe también de manera de minimizar lo malo de su sector y los ataques casi siempre vienen de un solo lado.

Existe una minoría que aún formando parte de un sector, desean ser objetivos y cuando se hace necesario de acuerdo a las circunstancias o hechos, manifiestan su crítica hacia los que aún siéndole afines han fallado o lo están haciendo, resulta que esos son la diana donde se incrustan todos los dardos cargados de veneno de los dos sectores. Particularmente pienso que la incondicionalidad  para una persona con valores morales, no debe existir, no veo a alguien que los ostente siendo amigo de un delincuente, es más, no lo veo amparando, protegiendo o saliendo exculpando a un familiar por muy cercano que sea si esta consciente que ha cometido un delito.

¡Si mi enemigo es bueno, aún siendo mi enemigo digo que es bueno, si un hijo mío es malo, aún siendo mi hijo, acepto y comparto que es malo. El término medio es la mediocridad y es peor que los extremos! El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar.

De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente.

¿Con esta actitud será posible que algún día tengamos a alguien en el gobierno que entienda que Venezuela es de todos los venezolanos y no de solo una parte: los adulantes de turno?