18.6.11

La mente nos ayudara con la obesidad

Según las últimas estadísticas, más de la mitad de la población sufre de Obesidad, lo que la sitúa en el primer  lugar de las enfermedades actuales, siendo mayor su incidencia en las mujeres negras e hispanas.

Debido a la relación directa entre obesidad y muchas otras enfermedades graves como diabetes, tensión arterial alta, enfermedades del corazón, enfermedades mentales como depresión, bulimia, anorexia y falta de autoestima, se hace imprescindible un cambio de estrategia para combatirla eficazmente. En esta estrategia analizaremos varios aspectos.

El aspecto más importante es nuestra propia concientización: somos responsables de nuestra propia salud, somos responsables de los hábitos que hemos adquirido y que nos han llevado a la condición en la que estamos actualmente.

La obesidad tiene dos componentes principales que son diametralmente opuestos pero que aun así se complementan el uno con el otro. Uno es un componente mental o emocional y el otro un componente físico. 

Ambos son igualmente importantes y deberíamos analizarlos mejor con un ejemplo muy común. Es el caso de las amas de casa cuya vida transcurre alrededor de su familia, ella ha “heredado” una serie de costumbres y hábitos que lleva a su nuevo hogar sin siquiera percatarse si son “buenos o malos”, los pone en práctica y así continua la cadena de familia en familia. Aquí surge la pregunta: Pero si mis abuelos y mis padres vivían así y no engordaban ¿porque mis hijos, mi esposo y yo si engordamos? Y aquí viene la respuesta que aclara todo: absolutamente todo nuestro entorno ha cambiado. Empezando por el aire que respiramos, el agua que tomamos, el estrés al cual estamos sometidos y los alimentos que consumimos, todo ha cambiado. Estos dos últimos factores, el estrés y los alimentos que consumimos, dependen total y absolutamente de nosotros y por lo tanto los podemos cambiar. De la forma como manejemos nuestras emociones dependerá nuestro grado de estrés. Es bien conocido por todos el hecho de que dos personas pueden actuar totalmente diferente ante una misma situación y que esto dependerá única y exclusivamente de la actitud de cada cual.

Una de las armas más eficaces contra el estrés es aprender a respirar. ¿Cree usted que sabe respirar? Para saberlo haga este ejercicio: inhale y exhale profundamente por la nariz (sin abrir la boca) y descubra que parte del cuerpo se le ha distendido más: ¿el pecho o el abdomen? Si fue el pecho, es usted como la mayoría de la gente y está haciéndolo mal. La respiración debe ser lenta y profunda para distender la parte baja de los pulmones, lo cual va a producir la distensión del diafragma (capa muscular que divide el tórax del abdomen) haciendo que nuestro ritmo cardíaco se haga más lento, disminuya la presión arterial, los músculos se relajen, cese la ansiedad y nuestra mente se calme. Y si todo esto no fuera suficiente para motivarnos a hacernos conscientes de nuestra respiración, podemos agregar el hecho de que al inhalar y exhalar usando el diafragma hacemos un masaje sobre los órganos abdominales, lo cual junto con una alimentación rica en fibras, va a incrementar los movimientos peristálticos y esto se va a traducir en una mayor y mejor eliminación de las heces.

 Aquí vamos a analizar con más detenimiento, lo importante que es la eliminación oportuna de las heces, ya que en el naturismo consideramos el estreñimiento la causa primordial de la obesidad. Normalmente comemos tres veces diarias. Del proceso de digestión de cada una de estas comidas quedaran desechos que deben ser eliminados en un lapso de 18-24 horas por lo que debemos evacuar tres veces diarias ya que de lo contrario, al permanecer estas heces más tiempo del debido dentro del intestino grueso, se tornan duras y secas ejerciendo presión sobre las paredes intestinales y deformándolas. Peor aún es si analizamos lo que pasa con las toxinas que se absorben del intestino grueso, ya que ellas se depositaran en diferentes sitios del organismo. Una parte de ellas se deposita en el interior de las paredes arteriales provocando problemas cardiovasculares que pueden ir desde las simples várices hasta los infartos. Otra parte de estas toxinas se deposita en el tejido adiposo que forma parte primordial de nuestros órganos. Ahora bien, nuestro organismo es muy sabio y trata de protegernos del daño que nos puedan producir estas toxinas, por lo que trata de englobarlas rodeándolas de células llenas de líquido. Por cada gramo de toxina, el organismo retiene tres gramos de líquido para protegerse. Entonces si analizamos la llamada “celulitis”, nos daremos cuenta que no es más que la forma que tiene el organismo de englobar las toxinas para aislarlas.

¿Cuál es el papel de la mente en la obesidad? ¿Cómo puede nuestra mente ayudarnos a recuperar nuestro peso y talla normal?

Según las tradiciones orientales antiguas, nuestra mente y nuestro cuerpo forman una unidad, muy al contrario de lo que se viene postulando en nuestra medicina occidental durante siglos y aun hoy en día. Pero finalmente nuestros científicos están “comprobando científicamente” que la energía existe, pero lo más importante es que nosotros con nuestro pensamiento podemos influir sobre ella.

 Según la Dra. Candace Pert (nominada al Premio Nobel por su descubrimiento de las moléculas de emociones) nuestras emociones son los mensajeros bioquímicos que van a influir en nuestras funciones endocrinas, nerviosas e inmunológicas. Si usted no cree que esto sea cierto, piense por un momento que está picando un limón y que coloca unas gotas del jugo en su boca. ¿Segregó usted saliva instantáneamente? Esto comprueba que con solo pensar en algo determinado, nuestro cuerpo responde a ese pensamiento. Ahora bien, ¿cómo responderá nuestro cuerpo a los pensamientos de odio, rabia, rencor, falta de autoestima? ¿Cuántas veces al día bombardeamos a nuestro cuerpo con pensamientos como: “estoy muy gorda”, “no valgo nada”, “no sirvo para nada”, “no puedo dejar de comer”, “no puedo cambiar mis hábitos”, “Fulano tiene la culpa de todo lo que me pasó, lo odio”. ¿Cómo podemos salir de este círculo vicioso? 

 Cambiando el pensamiento, ya que la emoción que seguirá a ese pensamiento será diferente y por lo tanto la respuesta orgánica también lo será.

Igualmente del cambio que aceptemos hacer en nuestra alimentación, dependerá el cambio que lograremos en nuestra salud, o sea nuevamente llegamos a la misma conclusión: “Nosotros somos los hacedores de milagros”. 

NO HAY PASTILLAS NI DIETAS MILAGROSAS.

¿Qué puede hacer Usted para llegar a su peso normal y mantenerlo?

- Hacer una lista real de lo que come diariamente. 
- Sustituir gradualmente los alimentos chatarra (pan blanco, arroz blanco, azúcar blanca, pastas, frituras, embutidos y toda clase de chucherías y snacks) por alimentos integrales ricos en fibra.
- Sustituir las carnes (ricas en grasas y toxinas y carentes de fibra) por verduras, cereales y vegetales.
- Hacer las tres comidas completas (sobretodo desayuno y almuerzo y una cena liviana) para no acumular 
  hambre y comer demasiado en la cena.
- Tomar mucha agua y jugos naturales (sin azúcar ni edulcorantes) entre comidas para evitar la tentación de los     
  bocadillos.
- Aprender a respirar profunda y relajadamente. 
- Evacuar igual número de veces que coma.
- Visualizar utilizando todos los sentidos para crear y sentir una imagen de cómo quiere verse y sentirse cuando 
  este delgado.

Tomado del:
"Herbolario de Oma"